¡Hola de nuevo! Nos alegra enormemente que sigas aquí, interesada en este espacio que tanto se dedica a tu bienestar integral. Hoy quiero compartir contigo la profunda importancia de la niñez en el éxito de nuestra vida adulta. Además, exploraremos juntas el hermoso concepto de la niña interior y la manera en que puedes sanarla si alguna vez lo necesitas.

Huellas del pasado: la fuerza que define a la mujer de hoy

La infancia no es solo una etapa de juegos y risas; es un período fundamental en el que se construye nuestra identidad y se sientan las bases para nuestra vida adulta. Las interacciones con nuestros padres, hermanos y entorno social, junto con las experiencias que vivimos, dejan huellas profundas en nuestra psique que, aunque a veces pueden ser desafiantes, forman parte de un viaje invaluable que nos acompaña a lo largo de la vida.

Imagina la infancia como un lienzo en blanco que se va formando con cada experiencia, emoción y palabra que escuchamos; es como una delicada pincelada que, poco a poco, va moldeando la hermosa obra de arte que somos.

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El término “niña interior” se refiere a la parte de nosotras que conserva las emociones, experiencias y creencias que adquirimos durante nuestra infancia tanto positivas como negativas, y que puede seguir influyendo en nuestras decisiones y emociones a lo largo de la vida.

Nuestros padres, un pilar

Algunos autores, como Donald Winnicott, subrayan con gran sensibilidad la importancia de las funciones materna y paterna en la formación de la psique por ejemplo:

Apego y Seguridad
Una madre sensible, que atiende a nuestras necesidades físicas y emocionales, nos brinda la seguridad que necesitamos para explorar el mundo con confianza.
Ya que la figura materna, especialmente durante los primeros años de vida, juega un papel crucial en el desarrollo de nuestra capacidad para confiar y establecer vínculos seguros.

Desarrollo de la Autoestima
Las palabras de aliento, la valoración de nuestros logros y el amor incondicional, son nutrientes esenciales para una autoestima sólida.
Esto se debe a que desde el momento en que nacemos, empezamos a construir una imagen de nosotras mismas a través de la mirada de los demás, especialmente de nuestros padres.

Cuando estas funciones no se cumplen, ya sea por la ausencia de un sostén emocional o por la presión de una crianza muy exigente o represora, es comprensible que la niña interior pueda verse profundamente afectada y aunque las prácticas de crianza parezcan universales, varían en cada sociedad, cultura y momento.

Trascendencia de los malos tratos
Las experiencias negativas en la infancia, como el maltrato psicológico o la negligencia, pueden tener consecuencias a largo plazo. Estas vivencias dolorosas pueden generar bloqueos creativos, baja autoestima e incluso dificultades para establecer relaciones saludables en la adultez.

Mi presente

La construcción de nuestra niña interior durante la infancia tiene un impacto profundo en nuestra vida adulta, afectando de manera significativa diversos aspectos de nuestro ser y nuestra forma de relacionarnos con el mundo. Las experiencias tempranas, sobre todo aquellas ligadas al apego, la autoestima y la influencia del entorno familiar y social, dejan huellas imborrables que se manifiestan en la adultez de muchas maneras, recordándonos la importancia de sanar y comprender nuestro pasado para vivir plenamente en el presente.

Apego seguro vs. Inseguro

Si tenías un apego seguro en la infancia, gracias a una madre sensible y responsiva, tendrás mayor facilidad para establecer relaciones sanas y equilibradas en la adultez, podrás confiar en los demás, establecer límites saludables así como afrontar los conflictos de forma constructiva.

Por otro lado, si experimentaste un apego inseguro, marcado por la negligencia o el maltrato, puedes tener dificultades para confiar, sentirte merecedora de amor o establecer vínculos sanos.

Autoestima y Autopercepción

Si en la infancia te expresaban amor, aceptación y la valoración desarrollarás una autoestima sólida que te permitirá afrontar los retos de la vida con confianza y seguridad.

En cambio, una infancia herida por la crítica, la desvalorización o la comparación puede experimentar baja autoestima, inseguridad y dificultad para reconocer su propio valor.

Salud mental y emocional

Si durante la infancia aprendiste a gestionar tus emociones de forma sana, gracias a un entorno familiar y social que te brindó herramientas para hacerlo, tendrás mayor capacidad para afrontar situaciones estresantes, mantener la estabilidad emocional y responder a los desafíos de la vida con resiliencia.

Por el contrario, si durante la infancia no aprendiste a gestionar tus emociones de forma sana, puedes experimentar dificultades para regularlas en la adultez. Esto puede manifestarse en reacciones desproporcionadas, inestabilidad emocional o dificultad para afrontar situaciones estresantes.

Impacto al maternar

La forma en que fuimos criadas influye en cómo nos relacionamos al maternar tanto a nosotras como a los demás. Si experimentamos una crianza positiva basada en el amor, el respeto y la comunicación, es más probable que repliquemos estos patrones.

Por otro lado, si no sanamos las heridas de nuestra infancia, podemos repetir inconscientemente patrones de crianza que nos causaron dolor.

Sanando el pasado

El proceso de sanación es un viaje de autodescubrimiento y amor propio. Es un camino que requiere paciencia, compasión y compromiso algunas acciones que puedes realizar son.

Terapia

Escritura Terapéutica

Meditación

Afirmaciones Positivas

Recuerda que el proceso de sanación es único para cada persona. No hay un camino correcto o incorrecto. Lo importante es que seas compasiva contigo misma y te permitas sentir y expresar tus emociones.

¿Te animas a comenzar este viaje?

Referencias
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Por Ana Peralta

Psicoterpeuta y Directora de WellMind